MODELO DE ORIENTACION PARA EL DESARROLLO PERSONAL DEL ESTUDIANTE
MODELO DE ORIENTACIÓN PARA EL DESARROLLO PERSONAL DEL ESTUDIANTE (MDP)
Los docentes tutores o tutoras, para llevar a cabo nuestra labor de orientación del desarrollo personal del estudiante, requerimos contar con un modelo que integre nuestra acción pedagógica, de tal manera que seamos conscientes de la finalidad de nuestra acción tutorial. Muchas veces, no somos conscientes de esta acción formativa, porque no comprendemos la importancia de tener un marco conceptual que oriente nuestra práctica pedagógica. Nuestra labor de orientación del desarrollo personal del estudiante debe realizarse como una acción inherente a la acción educativa, para lo cual necesitamos comprender el proceso de formación de la personalidad del estudiante, de manera especial si deseamos orientar su desarrollo moral, considerando el enfoque de formación integral de la educación.
Con el propósito de facilitar la tarea de formación, destacamos el MDP para ubicar los aspectos en los cuales se debe centrar la labor del tutor y la tutora para orientar el desarrollo de la personalidad del estudiante.
Los docentes tutores y tutoras podemos realizar la planificación de nuestras acciones de orientación y tutoría, teniendo en cuenta los componentes del MDP, los cuales constituyen los ejes que dan sentido a la acción de orientación del desarrollo personal de cada estudiante.
El MDP integra tres componentes: autovaloración personal, visión de futuro personal y plan de vida personal
a. Autovaloración personal (AV)
El desarrollo de la autovaloración personal, constituye un pilar fundamental para el desarrollo personal del estudiante.
Esta autovaloración personal se construye en niños y niñas a partir de la calidad de las interacciones con las personas significativas, especialmente de las opiniones que, explícita e implícitamente, manifiestan los padres, madres y profesores y profesoras sobre su comportamiento, y la manera como estas son interpretadas por niños y niñas.
La autovaloración personal se expresa en el autoconcepto y la autoestima que manifiesta el o la estudiante. Para contribuir al desarrollo de una autovaloración personal adecuada, se requiere el acompañamiento de un adulto que lo tutele, y el diseño de situaciones pedagógicas que permitan al estudiante aprender a conocerse y valorarse a partir de su desempeño personal.
El desarrollo de un autoconcepto y una autoestima positiva se construye, en gran medida, a partir de la forma como cada uno da significado a las experiencias de éxito personal, para lo cual es necesario que los y las docentes, sobre todo los que somos tutores, seamos conscientes del papel que cumplimos en la construcción de la autovaloración personal del estudiante. Es importante que los docentes promovamos en niños, niñas y adolescentes, una adecuada evaluación de los éxitos y fracasos de su actuar. En este sentido, es indebido utilizar adjetivos o frases que puedan agredir al estudiante, tales como: “Eres un bruto”; “Tú no sirves para esto”; “No creo que puedas”, favoreciendo el desarrollo de una autoestima y un autoconcepto negativos, que generen bloqueos y frustraciones que pueden impedir el logro de metas y aspiraciones personales.
Asimismo, es importante destacar que el desarrollo de la autoestima y la autovaloración positiva de cada niño, niña y adolescente no debe hacerse en contraposición de los demás (como es el caso de los premios individuales a los ‘mejores’ alumnos, que son comparados con los ‘peores’ alumnos), por el contrario, se debe promover que los y las estudiantes adquieran valores, en los cuales alcanzar el éxito sea visto no como una acción individual, sino como una acción que requiere la cooperación con los demás.
El diseño de situaciones pedagógicas que contribuyan al logro de una autovaloración personal positiva del estudiante se puede realizar en la Hora de Tutoría, en el desarrollo de las unidades didácticas de las diversas áreas del currículo, así como en las diversas actividades que se desarrollen en la institución educativa.
Este componente se puede trabajar a través de las áreas de Personal social, Académica, Salud corporal y mental de la Tutoría.
b. Visión de futuro personal (VF)
Los docentes tutores y tutoras que hemos contribuido al desarrollo de una autovaloración positiva en nuestros estudiantes tenemos el terreno propicio para ayudarlos a vislumbrar su visión de futuro. Cuando un estudiante es consciente de sus capacidades personales y tiene seguridad en sí mismo para lograr lo que se propone, surge en él o ella una expectativa sobre las metas que pueda lograr en la vida.
Desde esta perspectiva, nuestro rol de docente tutor consiste en ayudar al estudiante a construir su visión de futuro. Para contribuir a esto podemos utilizar diversas estrategias, que van desde hacer preguntas sobre cómo se ve en el futuro, hacer pensar en la posibilidad de realizarse en alguna profesión u otra actividad, hasta propiciar situaciones donde los y las estudiantes aprendan a mirar su medio social y se imaginen mejores condiciones de vida para su familia, comunidad y país.
Es así que, las dimensiones fundamentales de la VF son: la misión en el mundo, que se expresa en los compromisos y convicciones con el futuro deseado por el o la estudiante, y la visión en el mundo que es la forma de percibir la realidad y concebir el futuro, y en la cual los significados personales, la cultura de los y las estudiantes, la presencia de compañeros, familiares, profesores, etc., contribuye a su configuración. Se trata de que el y la estudiante vayan descubriendo a qué pueden dedicarse en la vida, que adquieran ideales y tengan objetivos que deseen lograr para el futuro.
Es importante que la visión de futuro que construya el o la estudiante tenga una gran cuota de realismo y de esperanza, para esto es necesario que posea información acerca de la realidad local, regional, nacional e internacional en la que vive. Este componente se puede trabajar a través del área vocacional, cultura y actualidad y ayuda social de la tutoría.
c. Plan de vida (PV)
Si él o la estudiante ha logrado determinar qué es lo que quiere hacer en la vida y tiene metas que desea alcanzar, entonces, los docentes tutores y tutoras podemos ayudarlos a construir su plan de vida. Diseñar este plan de vida implica reflexionar, definir y poner por escrito metas personales para un período de tiempo determinado. Metas a cinco años o más pueden permitir que los estudiantes proyecten y visualicen cambios importantes.
- El primer punto a considerar en el PV es la formación de principios orientadores en el o la estudiante que guían sus acciones. Estos son criterios o valores que orientan las decisiones que se toman. Se agrupan en un programa de vida personal que representa una guía de acción para el logro de metas y objetivos de vida, los cuales no deben estar desligados de su contexto familiar, comunal y social.
- El segundo punto del PV es la elaboración de estrategias y la organización de las tareas que debe llevar a cabo cada estudiante para alcanzar sus metas y objetivos de vida. El conjunto de estas estrategias y organización de tareas es lo que se denomina en el plan de vida: programa de actividad. Para lo cual se sugiere que las y los estudiantes elaboren un listado de las posibilidades y opciones que están a su alcance, obteniendo la mayor cantidad de información posible acerca de cada una. Pueden consultar con profesionales que los orienten objetivamente, identificando las ventajas y desventajas de las decisiones a tomar, considerando las consecuencias positivas y negativas a corto, mediano y largo plazo. Es necesario que el o la estudiante no pierda de vista sus valores, las preferencias de las personas que puedan verse involucradas en la decisión, ni las necesidades de su comunidad y colectividad. En síntesis, la idea es seleccionar la mejor alternativa, tomar la decisión y observar los acontecimientos, para cambiar la decisión si es necesario.
- El tercer punto es el carácter existencial del PV. Este no solamente se remite a establecer metas u objetivos académicos, también se dirige a promover cambios y mejoras en las relaciones interpersonales, permitiendo que los y las estudiantes puedan compartir, conocerse, aprender a valorar a los demás y a sí mismos.
A continuación se grafica el modelo de orientación para el desarrollo personal del estudiante (MDP):
Este modelo permite la orientación del desarrollo personal del estudiante en diversos contextos culturales. Ya que los y las docentes, y sobre todo los que somos tutores y tutoras, en el contexto cultural que desarrollemos nuestra acción pedagógica, debemos contribuir a la construcción de una autovaloración personal del estudiante (hombre o mujer), que lo ayude a descubrir sus capacidades y potencialidades personales. Sobre esta base, orientarlo para que vislumbre una visión de futuro que permita pensar en mejorar las condiciones de vida de la comunidad en la que vive y la construcción de su plan de vida, que debe estar conectado con las necesidades del entorno.
Es necesario destacar que la visión de futuro personal no puede estar desligada de la visión de futuro de la sociedad, tanto en sus componentes más inmediatos (familia, comunidad), como de aquellos que son considerados más lejanos (pueblo, región, patria, humanidad).
Se trata de que él y la estudiante vayan descubriendo a qué pueden dedicarse en la vida, que adquieran ideales y tengan objetivos que deseen lograr para el futuro.
ResponderEliminarEsnaider Aguirre Yauri
La orientación de desarrollo personal es fundamental en el desarrollo de la personalidad del estudiante mediante eso ellos van descubriendo a que pueden dedicarse más delante de su vida, ellos van descubriendo en su crecimiento, tanto en el aspecto académico.
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